Hace 10 años cuando movimos nuestra base de Culiacán, Sinaloa a Tijuana, Baja California con la intención de eventualmente migrarnos a San Diego, California en USA. Es una historia breve pero muy enriquecedora.
En diciembre de 2010 habíamos concretado varios proyectos con clientes en USA que nos estaban solicitando migrar del trabajo remoto a presencial (que locura no). Fue entonces por lo que decidimos movernos a Tijuana para buscar un espacio en San Diego donde establecernos y poder atender las solicitudes de los clientes.
Durante el primer mes de estancia en Tijuana visitamos al menos 3 ó 4 espacios donde poder iniciar operaciones, uno de ellos especialmente en downtown en el lugar ideal según nuestra apreciación en el momento. Contactamos con el dueño y acordamos un precio para un contrato de 6 meses, sin embargo en ese instante no contaba con todo el efectivo necesario para realizar el pago, debía regresar a México para poder retirar el efectivo del banco. Esto sucedió un viernes y después de haberle dado la mano regresé el sábado para poder entregarle el efectivo solicitado y firmar el contrato. No tienen idea de la sorpresa que me llevé, el apartamento ya lo había rentado supuestamente a un familiar que llego de improviso la noche anterior.
Indudablemente no tenia otra que hacer que regresarme a Tijuana para seguir atendiendo a los clientes. Durante los siguientes 2 meses estuve cruzando la frontera para las reuniones que solicitaban y atenderles cómo lo requerían, en persona. Curiosamente durante los restantes meses en lugar de mejorar la relación cliente-proveedor, estaba sucediendo todo lo contrario.
No haré el cuento largo, a los 3 meses de iniciado el intento de establecer operaciones en San Diego para los clientes que tenía terminé cerrando las cuentas de todos porque se convertía en un calvario de moverme de una reunión a otra SOLO PARA ESTAR EN PERSONA cuando antes todas las reuniones las hacíamos por videoconferencia y con mejores resultados en tiempo y acuerdos. Lo que prometía ser una oportunidad de crecimiento, terminó vaciando el fondo que tenía para ello sin obtener nuevos clientes o mayores ingresos.
Los clientes no siempre tienen la razón, la empresa debe y hará siempre todo lo deseable por cliente, que sea factible por la empresa y viable tecnológicamente para encontrar el punto medio donde sea siempre un ganar-ganar.
Hoy en día trabajamos remotamente para el 100% de nuestros clientes y consideramos que les brindamos la mejor relación de costo-beneficio posible.